jueves, 1 de mayo de 2014

¿QUÉ ES UN HECHIZO?

 
 

Aquí, en este blog, vas  a encontrar muchísimos hechizos con su correspondiente explicación para realizarlos. Para los que todavía no se han adentrado en el mundo de la magia wicca, empezaré por dar una definición y un poco de historia sobre que son los hechizos.
 
Los hechizos está en el corazón mismo de la magia popular. Es simplemente un ritual en el cual varias herramientas son utilizadas con un propósito especifico, el objetivo está plenamente establecido (ya sea en palabras, dibujos o en el interior de la mente) y la energía es la que conlleva hacia la adquisición del resultado necesario.
 
Los hechizos pueden ser tan simples como recitar una canción sobre una rosa fresca mientras se coloca entre dos velas rosadas para atraer amor; o también puede ser el colocar un cristal de cuarzo sobre una ventana soleada con propósitos preventivos.
 
Los hechizos usualmente son mal interpretados por los no practicantes. En el pensamiento popular todo lo que usted necesita para hacer magia es un hechizo, un hechizo real, no aquel tipo de hechizos que se encuentran en los libros: como el que transmitió un ángel al Rey Salomón, el que se transcribió en algún libro mitológico acerca del trabajo de hechicería del siglo XVI.
 
Sus sueños más descabellados podrían cumplirse si usted llega a desarrollar un hechizo real.
 
Parece ser que muchas personas piensan que simplemente con el hecho de reunir unos cuantos objetos (entre más extraños mejor) y diciendo melódicamente unas pocas palabras, los poderes del universo se esparcirán, trasladarán y producirán milagros. Este es el producto de un mundo que cree que la magia debe ser sobrenatural, irracional e imposible.
 
Sin embargo, la magia trabaja con la naturaleza y con energías naturales. Los hechizos —los cantos, gestos con instrumentos, la iluminación de las velas— son tan solo la forma exterior y no tienen valor a menos que la energía se traslade. Esto es solamente responsabilidad del mago. No hay poderes demoníacos que fluyen para ayudar a la persona que pronuncia el hechizo.

 Por el contrario, es el mago que al construir correctamente un hechizo, desarrolla lo que yo llamo “un poder personal” . A su debido tiempo, este poder se liberará para que comience a trabajar en la manifestación del hechizo.
 
Los hechizos efectivos —o más bien, los hechizos que producirán los resultados necesitados— están diseñados para que cumplan con su objetivo. En las épocas, en las cuales la magia era una parte de la rutina diaria, los hechizos probablemente eran muy simples. El mago conocía de antemano que el ritual podría funcionar y no necesitaba ser persuadido en este tipo de creencia.

Después de los días gloriosos de la magia, este enfoque natural desapareció. Para que los hechizos fueran efectivos, los magos tenían que dejar a un lado su incredulidad culturalmente arraigada; la verdadera naturaleza de los hechizos cambió. Entonces, el mago agregó atuendos especiales que simbolizaban el evento que estaba apunto de ocurrir. Las velas fueron encendidas y el incienso quemado para producir su propia atmósfera romántica. El hechizo podría ser trabajado exactamente a la media noche en un área desolada con la Luna llena brillando a lo lejos. Palabras extrañas fueron pronunciadas rítmicamente para desencadenar el poder dentro del mago. Finalmente, después de una hora o algo más de trabajo, cuando al fin se alcanzaba el punto máximo de energía y un estado mental apropiado y preestablecido, el mago simplemente liberaba el poder y el hechizo había concluido.
 
Los cantos, las velas, el incienso e inclusive la Luna, contienen energías especificas, las cuales pueden ser utilizadas en la magia. Pero tales herramientas no son estrictamente necesarias para la ejecución de la magia popular. La magia está en el mago y no dentro de las herramientas.
 
Adornos extravagantes e ingredientes extraños tampoco son necesarios, a menos que el mago lo estime necesario. Los diferentes tipos de magia popular utilizan diversas especies de hechizos. Si se trata de una mente analítica e intelectual, el mago popular va a preferir los rituales de visualización, en los cuales el objetivo está plenamente establecido en la mente, como si se tratara de un vehículo a través del cual el poder flotará. Un mago más tradicional preferirá hierbas, cristales y velas.
Aquellos intrigados con la forma y patrones complejos, podrían encontrar que el uso de las runas, imágenes, colores, sistemas y símbolos mágicos llenarán sus necesidades.
Los artistas podrían crear cuadros de rituales, música y canciones de hechizos.
 
Esta es apenas una simple y llana generalización, pero debería servir para demostrar que ninguna clase de hechizo será igualmente efectiva para todos los magos tradicionales. Podemos agregar, que todos los hechizo —publicados o no— pueden ser efectivos.
 
Los hechizos están diseñados para liberar el poder personal que habita dentro del mago. Es esta energía — junto a los objetos naturales como cristales, hierbas, aceites, incienso y similares— la que le da potencia al hechizo y lo mantiene en movimiento. ¿Cómo es que funciona?
Todavía no podemos explicarlo completamente, pero la siguiente teoría parece válida:
 
Existe un poder en el universo. Este es el poder de la vida. Esta fuerza inexplicable está más allá de las maravillas que los primeros humanos encontraron. La tierra, el sistema solar, las estrellas —o lo que existe— son un producto de este poder. Los seres humanos le han dado el nombre de “Dios” y “Diosa” a esta fuente de energía.
 
Esta energía es la misma que se venera en cada una de las religiones y de diferentes maneras. Este es el poder que nos mantiene vivos, que nos permite reproducirnos y que está dentro de los seres y las cosas. No se trata de algo sobrenatural, por el contrario, este es el poder de la naturaleza misma.
 
Los humanos son manifestaciones de este poder, así como las plantas, las rocas, árboles, nubes y el agua. Nuestros cuerpos no son generadores de poder pero si son fuentes de asimilación. Nosotros tomamos la energía de los alimentos que consumimos, del Sol y del aire. La liberamos durante el ejercicio o cualquier actividad física (incluyendo el sexo) y durante la concentración, la oración o la magia.
 
Por consiguiente, la magia puede ser vista como un método de liberación de poder personal. Es tan real y tan natural como hacer ejercicio o hacer el amor. Y así como estas dos actividades son utilizadas para propósitos específicos, la magia también lo es.
 
El poder personal no es la única fuente de energía utilizada en la magia popular. Es usualmente combinada con la energía de objetos como las hierbas y piedras, las cuales han sido utilizadas en la magia por innumerables generaciones. Estos objetos no son vistos por el mago tradicional como simples piedras preciosas o plantas fragantes sino como fuentes de energía.

Esta energía puede ser suscitada y concentrada. El poder personal —ese que existe en el interior de los seres humanos— es “despertado” a través de la música o los cantos; a través de la danza; de la manipulación de varios objetos, de la concentración o de la visualización mágica.
 
La energía de las piedras, hierbas y otros objetos es provocada por medio de rituales. Las hierbas pueden ser benditas o visualizadas para almacenar la energía. Las piedras pueden ser colocadas entre las palmas de las manos. Durante esas ejecuciones el mago siente las energías que poseen estos objetos, las toca, hablando en un sentido metafísico, y logra que se muevan.
 
Los humanos y los objetos naturales tienen bandas o espectros de diferentes clases de energía. Existe solamente un tipo de energía, sin embargo, la forma física en la cual ésta se manifiesta determina sus características específicas. De esta manera, el romero posee energías que pueden ser utilizadas para propósitos mágicos.
 
El tipo de energía que permanece en nuestros cuerpos está cambiando constantemente, de acuerdo con nuestros pensamientos, esperanzas, deseos y condición física.
 
Este poder puede ser “programado” o “sintonizado" para producir un resultado específico. Esta programación tiene lugar tanto en el mago como en los objetos utilizados en el hechizo. Esto ocurre usualmente después de que el mago ha sentido las energías dentro de sí mismo(a) y dentro de dichos objetos. Posteriormente, estas energías son reducidas al propósito del hechizo, tales como el amor, el dinero o la salud.
 
Este proceso podría conllevar a la visualización: crear y mantener ciertas imágenes o conceptos en la mente. El color es otra herramienta utilizada para programar la energía. Una rosa, al ser utilizada en un ritual para atraer amor, podría emanar un brillante color rosado, el cual se conoce como el color del amor.
 
Cuando las energías que van a ser utilizadas en el hechizo tienen el tono y la frecuencia apropiados todo estará listo para la transferencia real.
 
Durante este proceso de adaptación se pueden encender las velas, marcar o dibujar símbolos en la corteza de un abedul, o pronunciar palabras establecidas, pero tales acciones rituales sirven solamente para intensificar la concentración del mago sobre el trabajo que esté ejecutando.

Este poder puede ser movido y dirigido. El poder puede ser liberado de sus confines físicos (el cuerpo humano, los cristales de cuarzo, etc.) y enviado hacia el propósito del hechizo. Durante los rituales de sanación este poder es proyectado hacia la persona enferma. Si se necesita protección, la energía puede ser dirigida a un área pequeña de un edificio, por ejemplo hacia la puerta del frente, o inclusive hacia un automóvil o una mascota.
 
Una vez la energía haya sido liberada de sus formas materiales, no estará limitada por las leyes físicas. El mago puede moverla 10 pies o 10 mil millas si el trabajo lo requiere. El conocimiento y la experiencia del mago popular —no la distancia involucrada— determinan la efectividad del hechizo.
 
La energía enviada a través del uso de la visualización, o a través de gestos rituales como señalar con los dedos, utilizar varas mágicas, espadas y cuchillos mágicos o simplemente a través de la concentración. Una vez trasladado este poder, tendrá un efecto sobre su objetivo.
 
El método por el cual el poder cambia su destino puede ser determinado por el mago durante el ritual o por las circunstancias que pasaron en el momento de su llegada.

No existe una explicación exacta acerca de cómo sucede este cambio —al menos no todavía—. Quizás esto se pueda comprender al utilizar una analogía: cuando se agregan unas cuantas gotas de color a un vaso de agua, el agua no se altera ostensiblemente, pero la introducción del color, el cual es soluble en el agua, ha creado una combinación de ambas sustancias —color y agua—.
 
Parece ser que la magia trabaja con los mismos lincamientos.
 
La energía de sanación que es enviada a una persona enferma o herida, en realidad no cura, pero parece que puede hacer que se aceleren los procesos de sanación del cuerpo. La energía de protección visualmente no altera a un edificio u objeto en donde está concentrada la energía, pero sí puede crear un cambio no físico, puede crear una barrera de energía que resista la entrada de poderes peligrosos o negativos.
 
En pocas palabras, esta puede ser la explicación de un mago acerca de la magia. No todos los magos podrían estar de acuerdo con todos los detalles de este modelo, pero sí puede darnos un marco referencial para crear nuestras propias explicaciones.

Desde este punto de vista, la magia popular no puede ni podrá analizarse como un proceso sobrenatural e idealista.
 
Aunque no hemos explicado en detalle la magia popular (la franja de la física cada vez se acerca más a este logro), simplemente dejamos en claro que se trata de un proceso natural que la mayoría de nosotros no hemos utilizado.
 
El hechizo es una forma de drama ritual, una serie de acciones mágicas, mentales y físicas diseñadas para provocar, programar, liberar y dirigir la energía hacia un propósito específico.
 
La ciencia no ha tenido la intención de penetrar en todos los secretos de esta fuerza misteriosa. Los efectos al usar un interruptor para prender una luz pudieron haber sido mágicos para nuestros ancestros, y aun lo siguen siendo.
 
“Prender” un poder mágico, lo que antiguamente constituía un acto común, es hoy en día una práctica oculta (escondida) pero pueden ocurrir miles de veces al día.
 
Alguna vez un reportero de un periódico se quejaba acerca de que la magia era —como ya lo había explicado— demasiado ordinaria y también demasiado cotidiana.
 
Teniendo en cuenta los escandalosos encabezamientos y oraciones consagradas a los demonios, se sintió abatido al descubrir que la magia es un proceso natural.
 
La magia es el movimiento de energías naturales. Todo los adornos extravagantes, los secretos, la sangre de murciélago, los ojos de salamandra, la música escalofriante, los encantos extraños y el resto de cosas similares están ahí, a la mano de las personas que las necesiten o las deseen —aquellos que no puedan sentir la energía dentro de ellos mismos o en la naturaleza— sin utilizar accesorios dramáticos para desistir de su incredibilidad.
 
La verdadera magia popular, como ya lo hemos dicho, no necesita nada de eso. Todo lo que requiere es un ser humano con conocimiento acerca de la magia y profundas conexiones con la tierra. En el interior de estas cosas están todos los secretos de la magia.
 
Otro aspecto importante,  y que debería estar relacionado con la magia popular, es que el creer no da poder a los hechizos.
 
La creencia es incierta e implica que el que cree puede estar equivocado. Puede ser un presentimiento, una idea que sólo tiene la emoción como soporte. Creer en Dios es una cosa pero tener conocimiento de una relación con él o ella es algo muy diferente.
 
Las creencias pueden jugar un papel importante en la magia cuando las personas comienzan a experimentar con ella. Es un paso necesario. Eventualmente, una vez que la magia ha demostrado tener efectos, esta creencia se fortalecerá con cierto conocimiento. Sin embrago ni las creencias ni la fe son suficientes. Solamente el conocimiento permite la magia efectiva: el saber que la magia es un proceso genuino y que la energía es una parte natural y viable de la vida que puede ser programada y proyectada para producir efectos específicos.
 
Así que aquellos libros que afirman que el mago debe creer en la magia para que sea efectiva están equivocados.
 
La creencia es tan solo una parte de la magia, de la misma manera que una computadora está compuesta de muchas partes.
 
Una vez la persona haya alcanzado determinado dominio sobre estos conceptos básicos, él o ella sabrán que si ejecuta ciertos procedimientos, entonces ocurrirían ciertos efectos.
 
Los magos populares no dudan de la eficacia de la magia. Ellos saben que los hechizos son las claves para desbloquear las energías naturales que pueden ser utilizadas para mejorar sus vidas.




 

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